

Goodbye, Irina
Episode 11 | 1h 13m 9sVideo has Closed Captions
Irina arrives in Santander – but Paula does not help her.
Running from Petrov, Irina arrives in Santander – but Paula does not help her. Eguia comes clean to Laura. Paula confesses her real identity to Lidia.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback

Goodbye, Irina
Episode 11 | 1h 13m 9sVideo has Closed Captions
Running from Petrov, Irina arrives in Santander – but Paula does not help her. Eguia comes clean to Laura. Paula confesses her real identity to Lidia.
Problems with Closed Captions? Closed Captioning Feedback
How to Watch Truth (La Verdad)
Truth (La Verdad) is available to stream on pbs.org and the free PBS App, available on iPhone, Apple TV, Android TV, Android smartphones, Amazon Fire TV, Amazon Fire Tablet, Roku, Samsung Smart TV, and Vizio.

Discover Mysteries, Romances, & More
Explore our hand-picked collections of PBS dramas to find your new favorite show. Browse our catalog of sweeping historical epics, breathtaking romantic dramas, gripping crime thrillers, cozy family shows, and so much more.Providing Support for PBS.org
Learn Moreabout PBS online sponsorship- Mamá.
- Paula.
- Pero ¿tú, de verdad, te crees que es ella?
- [mujer] Es ella, Lalo.
Estabas equivocado.
Todos lo estábamos.
- Acusó a tu padre de haberte matado.
- [hombre] Sarita, ¿eres tú?
Chula, tenemos que hablar.
- ¿Por qué no has venido con mi hermana y por qué tienes su móvil?
Los mensajes eran para ella.
- Teresa murió.
- ¿Qué es lo que quieres?
- Ese tío tenía que proteger a mi amiga, la única que he tenido.
- ¿Tienes miedo de que vengan a por ti?
- Es como si le hubieran pegado una paliza.
- Paula no sabe nada porque Paula no es Paula.
Dejaste cocaína encima de la mesa y Paula se la comió por error.
- [mujer] Saludos, Sara.
- Hola.
- Son ellas, ¿no?
- [mujer] He localizado a un sospechoso del asesinato del estimador.
- [hombre] No puede quedar ningún rastro que nos vincule con esto.
- [mujer] ¡Ana!
- [hombre] Estaba siguiendo la pista de un sospechoso del caso de Ricardo Vega.
- ¿A quién se le ocurre meter en esto a un tío grande como un castillo, pelirrojo y con antecedentes?
- ¿Qué está pasando, inspector?
- Nadie le perdonaría por lo que ha hecho.
Ha engañado a todo el mundo, hasta su familia.
- ¿Está bien, Lidia?
¿Por qué no te confiesas?
- Quiere hablar con Laguna.
Está borracha, tío.
- Pues invéntate lo que quieras, pero, sobre todo, que no hable.
- No puede decirle nada a la comisaría.
Yo sé que Paula no es su hija.
- ¿Dónde te dijo Fernando que estaba enterrada Paula?
- En un claro del bosque, que está muy cerca de casa.
- Le han enviado la comunicación de que en unos meses te pasan a la segunda actividad, pero me suena que querías hacer algo por esta ciudad desde el ayuntamiento.
- No sé quién iba a querer a una excomisaria como candidata a alcalde.
- Yo mismo.
- Soy Irina.
- ¿Qué pasa?
¿Dónde estás?
- [Irina] Petrov está en la calle.
Todos estos años Fernando me ha dado documentos para que firmara.
- Con esto, Fernando quiere presionarme para que venda el banco a los escoceses.
- ¿Qué necesita?
- Año 2007, desaparición de Paula García.
- Ella es la comisaria.
Yo no puedo decidir qué es lo que investiga.
- Confío en usted para que nuestra Paula siga siendo eso, nuestra Paula.
- Juan Carlos, ¿has visto mi bolso?
Lo he dejado aquí.
- Mamá.
¡Mamá!
- Aquí la niña no está.
Ya sabes quién es el malo, inspector.
¿Qué vas a hacer, hmm?
[música dramática] - Buenas noches.
Hola, jefa.
- Sí, hoy definitivamente duermo en el sofá.
- Mi chica.
Una cena de aniversario.
Nos avisaron que Lidia McMahon está en el hospital.
- ¿Qué le ha pasado?
- Nada.
Parece que fue un accidente.
Mezcló pastillas con alcohol.
- Joder.
- No, pero está bien.
Le van a dar el alta ya.
¿Qué querías decirme?
- Me han robado el bolso en mis propias narices aquí en la comisaría.
- ¿Cómo?
¿Sospechas de quién ha podido ser?
- Esta tarde ha venido un grupo, una despedida de soltero.
Yo creo que ha sido ahí, tiene que haber sido ahí.
Yo qué sé.
- ¿Has anulado las tarjetas...?
- Sí, sí, pero no es eso lo que me preocupa.
Se han llevado el disco duro con el expediente de Paula García McMahon.
Todo el trabajo que hicimos hace nueve años - ¿Por qué llevabas eso en el bolso?
- Pues porque quería revisar el expediente.
- ¿Por algún motivo?
- Ay.
Coño, Alicia, ¿eso qué más da?
- Bueno.
¿A quién le podría interesar tener esa documentación?
- Intentad localizar el disco duro tú y Eguía.
Lo demás me da igual.
Quiero ese disco.
Y con discreción, por favor, ¿hmm?
A dormir.
[música de suspenso] - Oye.
[risa] - ¿Qué forma de darme los buenos días es esta?
- Buenos días, amor.
¿Qué tal has dormido?
¿Bien?
¿Muy bien?
- Veo que tú también.
- Veo que tú también.
- ¿Qué te pasa?
- ¿Qué coño me va a pasar?
[música de suspenso] [teléfono suena] - ¿Sí?
- Soy Irina.
- Espera.
¿Dónde estás?
- Estoy en Santander, ah, en los Jardines de Pereda, y ya sé que es pronto.
¿Qué, qué hago?
- Espérame en el tiovivo.
No tardaré mucho.
- Okay, gracias, Sara.
- Paula.
Ahora me llamo Paula.
[música de suspenso] - ¿Qué haces aquí?
- Me he quedado contigo toda la noche acompañándote.
- Mamá.
- Cariño.
- Menuda juerga anoche, ¿eh?
- Ah.
- Mamá, menudo susto.
¿Qué te pasó?
- Quería dormir y me tomé, me tomé unas pastillas sin pensar que antes había tomado una copa.
Una mala mezcla.
- Mamá, eso lo sé hasta yo.
[risa] - Vamos, que tiene que descansar.
- Venga, Toni.
[música de suspenso] - ¿Y esto?
- Es toda la información del caso de Paula.
- ¿Vais a reabrir el caso o qué?
- Digamos que lo he cogido prestado.
- ¿Que lo has co--?
No.
[risa] Venga.
No me jodas.
Joder.
Tú vas de mal en peor.
Joder.
Cuando escribí mi libro hubiese vendido mi alma y mi cuerpo, para qué nos vamos a engañar, por tener toda esta información, y ahora aquí está toda enterita.
¿Por qué me lo enseñas?
- Pues porque tú eres el único que lleva investigando este caso desde el principio.
Necesito saber qué es lo que sabes.
- Si sigues por ahí, vas a desvelar que Paula no es Paula.
- Ya yo lo sé.
Y eso es lo que intento evitar a toda costa.
Por eso necesito revisar toda esta información.
- Ya.
Y por si queda algún cabo suelto que desvele este jodido montaje, ¿no?
- Mira, Lalo, tu nombre aparece en la investigación.
Necesito saber qué es lo que sabes y no contaste en tu libro.
- En mi libro lo conté todo, todo.
Pero yo también he vuelto al principio.
Es la única forma de demostrar que Fernando mató a Paula y sé que tú también quieres saberlo.
Inspector, yo también tengo algo que enseñarte.
Estoy seguro de que Fernando se deshizo del cuerpo de la niña en algún lugar de este perímetro, y voy a patearme cada camino que aparezca en el mapa.
- O a lo mejor lo tiró al mar.
- No, seguro que no.
La enterró en algún lugar de esta zona.
- ¿Por qué estás tan seguro?
¿Por qué en esta zona?
- Porque, Marcos, esa madrugada yo lo vi.
- ¿Que lo viste?
- Lo vi.
- Oye, ¿y se lo contaste a la policía?
- Pues claro que se lo conté a la policía.
Tú mismo lo has dicho.
Aparece mi declaración.
Pero es que nadie me hizo caso.
¿Cómo iban a tumbar la declaración de Fernando García, el yerno del todopoderoso Enrique McMahon?
Amigo mío, hasta para los delitos hay clases.
Por eso escribí mi libro.
- ¿Qué es lo que viste?
- Eso lo puedes leer en mi declaración.
- Claro, te lo estoy preguntando aquí y ahora, coño.
- Lidia y yo pasamos esa noche juntos.
Hicimos planes para comenzar una nueva vida, así que ella se fue sola a su casa con intención de abandonar a su marido, pero yo tuve un mal presentimiento.
No sé.
El caso es que la seguí.
Y mientras la esperaba me quedé dormido.
Di una cabezada.
Y, de repente, me desperté con el coche de Fernando García saliendo a toda leche de su casa.
Lo pude haber detenido allí mismo.
Seguro que llevaba el cuerpo de la niña.
Pero ¿quién cojones iba a imaginar que le iba a hacer algo así a su hija, a su hija, Marcos, a su hija?
Así que me quedé allí mirando como un gilipollas cómo se iba.
- ¿Y le viste regresar?
- En hora y media.
Así que eso significa... - Eso significa que esté donde esté enterrada la niña tiene que estar a 40 minutos de su casa.
- Definitivamente.
Necesitó tiempo para encontrar un lugar, enterrar o destruir el cuerpo, y volver a su casa.
- Joder, Lalo, tú lo has dicho: destruir.
Puede haberlo destruido.
- Ya, pero y si no lo destruyó, ¿qué?
- Ya, pero es que todo son suposiciones.
No tenemos nada.
- ¿Cómo que no tenemos nada?
- No tienes ninguna prueba.
- ¿Que no tengo ninguna prueba?
¿Te parece que no es una prueba que la familia sepa que Paula no es Paula y, aun así, lo acepte?
Fernando está tratando de encubrir un crimen y quiere volver loca a Lidia.
- Tu historia pasada con Lidia te está haciendo ver cosas donde no las hay.
- ¿Perdona?
¿Y tú qué?
Tú también tienes una historia personal con Paula, y no te estás comportando como un policía muy ortodoxo.
Pero es que, precisamente por eso, estamos tú y yo aquí, tú y yo, haciendo el trabajo que nadie hace.
¿Estamos juntos en esto sí o no?
Tu investigación y la mía son la misma.
- Estamos juntos en esto.
Pero no puedes contar nada, nada.
No nos interesa ni a ti ni a mí.
- Ja.
[risa] [música de suspenso] - ¿Qué tal?
¿Qué haces por aquí?
- Nada.
¿Qué pasa?
¿Ahora me sigues?
- No, no te sigo.
Iba a la comisaría y te he visto nada más.
¿Y tú?
- Estaba dando un paseo.
Necesitaba salir de casa después de lo de ayer.
- ¿Cómo está tu madre?
- Mejor.
Y ahora, si me perdonas, tengo cosas que hacer.
- Vale, vale.
[música de suspenso] [música de suspenso] - ¿Qué ha pasado?
¿Quién era ese?
- Da igual.
Irina, debemos tener mucho cuidado, ¿eh?
No te pueden ver, ¿vale?
Vamos.
[música de suspenso] - [Paula] Aquí estarás segura hasta que puedas marcharte.
[música de suspenso] - ¿De quién es la casa?
- De un amigo.
- ¿No le importará que esté aquí?
- No, él no viene, no viene casi nunca.
- ¿Es de ese chico que vimos...?
- Irina, no debiste dejar protección de testigos.
- Ah, no me siento segura con Petrov fuera.
Ya sabes cómo son los policías.
Te protegen durante un tiempo, y luego adiós.
Y ya sabes cómo es Petrov.
No va a parar hasta encontrarnos.
- A mí no me puede tocar.
Tengo a mi familia, y son muy poderosos.
Petrov no se atreverá.
- No estés tan segura.
¿Y si un día descubren que no eres tú su Paula?
- Eso no va a pasar.
- Vente conmigo.
Mi familia será la tuya.
- Te tengo que dejar.
Te traeré dinero y te conseguiré un billete para el primer ferri que salga.
- Hazme caso.
No estás segura aquí.
Petrov quiere venganza, Paula.
- Luego vengo.
[música dramática] [teléfono suena] - Dime, Ramiro.
- ¿Estás en el periódico?
- No, pero estoy currando.
¿Pasa algo?
- No.
Es por Ana.
Se ha despertado y por fin la han subido a planta.
- Me alegro, tío.
Voy para allá.
- Me alegro, tío.
Voy para allá.
- Me duele muchísimo la cabeza.
- Normal.
Te caíste desde una buena altura.
Lo raro es que no te hayas roto nada.
- ¿Y cuánto hace que pasó?
- Unos días.
¿Te acuerdas de algo?
¿Estás bien?
- Sí, tranquilo.
Sé cómo me llamo y el día que me engañaste por primera vez.
- Vale, ya veo que estás bien.
[tocan puerta] - [Laguna] ¿Se puede?
- Comisaria.
Necesita descansar.
- Será solo un momento.
¿Cómo estás, Ana?
- Aquí.
- Vaya susto que nos has dado.
- Hmm.
- ¿Qué pasó?
¿Cómo fue que se cayó?
- Aún no lo sé, y no hemos tenido tiempo de hablar nada.
- No, no me caí.
No fue un accidente.
El pelirrojo me empujó.
Le pregunté si conocía a Ricardo Vega y se puso muy nervioso.
- Ya vale, Ana.
Se está alterando mucho.
- Ramiro, joder, esto es importante.
- Costa y Eguía están tras su pista.
Jonás Valverde se llama.
Lo vamos a pillar.
- Ah, Jonás Valverde.
Y el otro también.
- ¿Había otro con él?
- Laguna, por favor.
[música dramática] - Crespo, el hombre de Fonseca.
Estaba aparcado en la entrada del puerto.
- Tranquila, Ana, que lo vamos a pillar.
[música dramática] - Me cago en la puta.
Ay, en esta comisaría nos ha mirado un tuerto.
- ¿Nuestro amigo el pelirrojo?
- Está en la lista de embarque de un vuelo a Glasgow de ayer por la noche.
- Joder.
A estas horas puede estar escondido en cualquier rincón de Escocia.
- Qué más da, si ahí son todos pelirrojos, coño.
- Manda una orden a Europol.
¿Se lo has contado a Laguna?
- No, no está.
Oye, ayer a Laguna le robaron el bolso aquí en comisaría, en la recepción, con un par.
- No jodas.
- Sí.
El disco duro con el expediente de Paula se lo llevaron.
- Hostia.
¿Sospecha de alguien?
- No, ella no.
Pero yo tengo un pálpito.
Creo que Fonseca está detrás de todo esto.
- Costa, hagamos las cosas con calma, discretos.
- Se ha despertado y está perfectamente consciente.
- Buenos días, Bashir.
- [Bashir] Buenos días, señor.
- Buenos días, Rosario.
- Buenos días.
- ¿Cómo se porta?
- Pues fatal.
Siempre ha sido una rebelde.
- ¿Cómo estás?
- A partir de hoy tú y yo ya no vamos a dormir juntos.
- ¿Qué estás diciendo?
- Que a partir de hoy duermes en la habitación de invitados.
- ¿Me estás echando de nuestra habitación?
- Sí.
[música de suspenso] [música de suspenso] - Bashir, bajo ningún concepto debéis dejar a ese periodista del diario de Santander entrar en esta casa, ¿está claro?
- Como el agua, señor.
¿Algo más?
- Gracias.
Rosario, ¿está claro?
- Sí, señor.
[música de suspenso] - Un viaje.
Gracias.
[voces indistintas] - Si me puede dejar también su DNI o su pasaporte.
- Pues si te enteras de algo, me dices, ¿vale?
Hasta luego.
Era Pirri, un confite.
Se mueve en el mercado de segunda mano.
- ¿Y te ha contado algo?
- No.
Él no sabe nada.
Encontrar ese disco duro va a ser más difícil que una aguja en un pajar.
- Ya a estas alturas estará más que borrado.
[teléfono suena] - Eso es lo de menos.
Laguna quiere saber quién está detrás del robo y, sobre todo, cómo supieron que lo llevaba en el bolso.
[teléfono suena] - Joder, Eguía, tío.
- ¿Has pensado lo que hablamos?
- ¿No entras?
- Solo quiero una respuesta.
Los papeles que firmó tu hija no verán la luz si vendes el banco a los escoceses, ¿te acuerdas?
- Pon una cifra, la que sea, y la tendrás en una cuenta en Panamá mañana mismo, pero deberás renunciar a Lidia y al banco.
- Y a cambio yo destruyo esos documentos, así de fácil, ¿no?
- Es la condición.
- No hay condición.
Quiero el banco y quiero a tu hija.
- Ya.
No vas a dar ahora un paso atrás que le has echado valor.
Al menos ahora vienes de cara.
Tantos años jodiéndome a mis espaldas y cagándote los pantalones en mi presencia.
Te entiendo, de verdad.
- Se te acaba el tiempo, Enrique.
Mañana quiero resuelta la venta a los escoceses o difundo los documentos que comprometen a tu hija.
[música dramática] [música dramática] - Pues aquí me tienen, señores inspectores.
¿Qué es eso que quieren consultarme?
- ¿Cómo has venido hasta aquí?
¿Coche?
- ¿Por?
¿Vais a pagarme el parquímetro?
- ¿Qué hacías el lunes por la tarde entre las 7:00 y las 9:00?
- Vale, que esto no es una consulta.
Esto es un interrogatorio.
- Esto es lo que te dé la puta gana, pero de aquí no sales hasta que me respondas.
- ¿Cuál era la pregunta?
- Estabas en el puerto anteayer por la tarde.
- Eso no es una pregunta.
Es una afirmación.
- Te vieron en las inmediaciones del lugar donde Jonás Valverde atentó contra una policía.
- ¿De qué coño me estáis hablando?
¿Quién es Jonás Valverde?
- Trabajó para Fonseca.
Fue gorila en una de sus discotecas.
Es muy alto, pelirrojo... - Hmm, vale, Johnny, Johnny el pelirrojo, ahora... - Te lo voy a preguntar por tercera vez.
¿Qué coño hacías en el puto puerto anteayer por la tarde?
- Comprar almejas.
Un encargo de mi jefe.
Es un sibarita, ya sabéis.
- Fuiste a comprar almejas.
- Ajá.
- Muy bien.
Lo comprobaremos.
- Comprobadlo.
- Tu coche se queda aquí.
- No es mi coche.
Es el de mi jefe.
Y no creo... - Es una cuestión de salud pública.
Nos han contado que, que hay una partida de almejas en mal estado.
- Ajá.
Necesitamos las llaves y que le digas a tu jefe que hemos requisado el coche.
Es una cuestión de salud pública.
- Esto no le va a gustar nada a mi jefe.
- Pues le dices que venga él a reclamarlo.
El coche se queda aquí.
Y estoy segura de que encontraré algún pelito pelirrojo, alguna huella de tu amiguito Johnny.
[música de suspenso] - Me tengo que ir al periódico sí o sí.
- Vale.
- Llegó el relevo.
¿Cómo está?
- Mucho mejor.
- Joder.
Esto parece el Enterprise.
[risa] - Qué antiguo.
El Enterprise.
- ¿Cómo estás?
- Bien, me duele todo, pero bien.
¿Y tú?
- Bien, bien.
- Cuando salga de aquí, me tienes que invitar a comer.
El menú aquí es horrible.
¿Qué pasa?
- ¿Qué va a pasar?
No pasa nada.
- Este día tenía que llegar.
Pero pensé que sería yo y no tú el que diera el primer paso.
- Yo también lo pienso.
Lo suyo sería que un pedazo de mujer como tú mandara a la mierda a un imbécil como yo, pero es que no puedo seguir haciéndole esto a Ramiro.
- No lo haces por Ramiro.
- ¿Cómo que no?
- Me estás dejando por Lidia.
Nunca te la has quitado de la cabeza.
Hace tiempo que no estás.
- Eres una mujer espectacular.
- Lo sé.
Estoy cansada.
- Pues duerme.
Yo me quedo un rato.
- No hace falta, de verdad.
Hay más vigilancia aquí que en Guantánamo.
Vete, por favor.
[música sentimental] [música sentimental] - [Crespo] La tía esa, a la que empujó el pelirrojo, se ha despertado y ha dicho que me vio en el puerto.
- A ver, repite.
- Pues eso, la poli, que ha dicho que me vio, y me han trincado para intentar hacerme hablar sobre Johnny.
- ¿Que te vio?
- Sí.
La culpa es de la tía esa.
Todo lo que tiene que ver con ella esta zafado.
No deberíamos habernos cargado a Ricardo Vega.
- No vuelvas a pronunciar ese nombre en mi presencia, ¿me oyes, gilipollas?
- ¿Quieres que me encargue de ella?
- No, no muevas un dedo.
Ya me encargaré yo, ya me encargaré yo, como de todo, joder.
- Otra cosa.
El coche se lo ha quedado la policía.
- ¡Me cago en la hostia, joder!
¡Me cago en la hostia puta!
[música de suspenso] [música de suspenso] - Marcos, esta mañana he estado un poco borde contigo.
Perdóname.
- Vale.
Todo bien.
Pero no me mandes mensajitos ni cosas de esas.
- ¿Estás enfadado conmigo?
- No, no lo estoy.
- Pues no me ignores, Marcos.
Lo siento.
Es que estoy muy preocupada con lo que ha pasado con mi madre.
- Lo siento mucho, siento mucho que lo estés pasando mal, pero es mejor que lo dejemos.
Esto ya te lo dije.
[música sentimental] [música sentimental] Es mejor que te vayas a casa.
Tu madre te necesita.
[música sentimental] - Hola.
- Hola.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿Y tú?
- ¿Qué estás haciendo?
- Nada.
Estaba borrando unos documentos confidenciales.
- Tan confidenciales no creo que sean si los tienes en casa.
- N... - ¿Qué coño hace esto aquí?
- Es trabajo.
- En tu ordenador.
- Joder.
[música de suspenso] - Plymouth, Inglaterra.
Sale un barco esta misma tarde y quedaban plazas.
Has tenido suerte.
- Solo has comprado un billete, ¿no?
- He traído comida.
- Qué bien.
Me muero de hambre.
El chico que vive que aquí... - No, no vive aquí.
Él tiene otra casa.
Aquí es donde él y yo nos encontramos.
- ¿Estáis liados?
- Bueno.
Lo nuestro es algo especial.
Ahora estamos un poco mal.
- No te vas a ilusionar.
Solo somos putas.
- No, yo ya no lo soy.
- ¿Y te ha dicho que te quiere alguna vez?
Y ni te lo dirá.
Al contrario, cuando se canse, se deshará de ti, como todos los hombres.
- Él no, él es diferente.
- Has vivido mucho, sí, pero hay cosas en las que eres todavía una niña.
El amor.
El amor no existe.
[música sentimental] - [Marcos] Laura, sal, por favor.
- ¡Vete, vete de aquí!
- Antes tendrás que escucharme.
Luego me voy.
Me he acostado con Paula.
Ha sido un error, un error, te lo juro.
- No.
- Pero no quiero seguir engañándote.
- Eres un cabrón, un cabrón.
- Soy un cabrón y soy un egoísta.
Tenía que resolver este caso y no sabía cómo.
Esa niña estaba enamorada de mí, y pensé que podía utilizarlo.
- Solo tiene 17 años.
Es una cría.
- Escucha, déjame acabar, por favor.
Soy un hijo de la gran puta y me he metido en un lío que no sé cómo voy a salir, no lo sé, no sé qué me pasa.
Ella sabe que yo te quiero a ti.
Pero es que no sé qué hacer.
La veo y te juro que no puedo resistir.
- Estás encoñado, eso es lo que te pasa.
- Es solo sexo.
- No es solo sexo.
Estar con él ha sido lo más maravilloso que me ha pasado.
- Olvídate de él, olvídate de todo.
Petrov está en la calle.
Corres peligro.
Huye conmigo.
- No, no puedo, Irina, no puedo dejarlo.
Si no puedo ni pensarlo porque, porque me muero.
- Creí controlar la situación.
Estaba seguro de que podría hacerlo, de que... Y al final todo esto fue desbordado.
Laura, no me dejes, no me dejes.
[música dramática] [música dramática] ¿Qué vamos a hacer?
- No lo sé.
Ahora mismo no lo sé.
[música de suspenso] - En cuanto tengas el resultado de laboratorio, me lo haces llegar.
Restos biológicos, huellas dactilares.
Y las cotejas con las huellas y el ADN de Jonás Valverde, ¿vale?
Tiene ficha abierta.
- Vale.
Cuenta con ello.
- Okay.
[voces indistintas] - Perdona.
Costa, ¿hay novedades con lo del disco duro?
- Hemos hablado con la gente que se dedica al trapicheo y nada de nada.
- Joder.
- De todas formas, Sole, yo creo que esa información está perdida, ¿eh?
Normalmente lo borran para poderlo utilizar de nuevo.
- Ya, pero ¿y si no?
¿Y si alguien ha hecho una copia?
Eso sería mucho más grave.
- Ya, ya lo sé, eso es jodido.
- ¿Dónde anda el inspector Eguía?
- No tengo ni idea.
- Esta comisaría parece la casa de "tócame, Roque", joder.
- Hola, Bashir.
Vengo a ver a Lidia.
- Hoy no va a poder ser.
- Me han dicho en el hospital que ayer mismo la mandaron a casa.
¿Está bien?
- Sí, pero la señora necesita descansar, y a lo mejor verle a usted no le va a ayudar, así que llámela por teléfono.
- ¡Muchas gracias!
- Señor Lalo.
- Hola, Rosario.
- Venga conmigo y podrá verla, que yo creo que usted es una buena medicina.
Vamos.
que yo creo que usted es una buena medicina.
Vamos.
- No me miras así, Lalo.
Siento mucha vergüenza.
- La próxima vez que quieras hacer un disparate, me avisas a mí antes de mezclar pastillas y alcohol y le pegamos juntos dos tiros al cabrón de tu marido, ¿vale?
- No digas eso, Lalo.
De momento, él y yo ya no vamos a dormir juntos.
De momento, él y yo ya no vamos a dormir juntos.
- Hay algo que tengo que contarte, y quizá no sea el momento, pero no puedo seguir esperando.
- ¿Qué pasa?
- La niña no está enterrada donde te dijo Fernando.
- ¿Cómo lo sabes?
- He estado removiendo la tierra donde me dijiste, donde pusiste las flores.
- Lalo, ¿por qué lo has hecho?
Te dije que no lo hicieras.
¿Por qué lo has hecho?
- Porque Fernando te ha vuelto a mentir.
- Por Dios, pero es que esto no acabará nunca, joder.
- Acabará cuando se descubra la verdad, cuando Fernando pague por lo que te ha hecho y por lo que te está haciendo.
- Pero ¿no te das cuenta que no tenemos pruebas contra él, no tenemos nada contra él?
Si él cae, Lalo, caeré yo con él.
- Solo es cuestión de tiempo, te lo prometo.
[música dramática] [música dramática] - ¿Quieres que te las pinte yo después?
- No.
- Ya.
Te recuerda otra época.
- ¿Tendrás dinero suficiente para llegar hasta tu casa?
- Sí, sí, no te preocupes.
Bastante haces ya.
- Bueno.
Ya está.
[música de suspenso] - Sara, no voy tranquila dejándote aquí, pero te entiendo.
¿Vendrás a despedirme?
- Mi madre acaba de salir del hospital.
No sé si... - Por favor, no estaré tranquila hasta subir a ese barco.
No me falles.
Ven a despedirme.
- Claro.
Eh, podemos quedar media hora antes y luego me voy, ¿vale?
- Va. - [Marcos] ¿Paula?
- Vete a la habitación.
Corre a la habitación.
- Hostia.
¿Qué haces aquí?
- Te esperaba.
- ¿A ti no te entra en la cabeza que no podemos vernos?
[teléfono suena] - Entiendo que estés enojado, Marcos.
Perdóname.
Dime qué tengo que hacer.
- Nada.
No tienes que hacer nada.
Solo dejarme en paz.
- ¿Has comido aquí?
- Dime que no me quieres, que no sientes nada por ti.
- Da igual lo que sienta por ti.
Te he utilizado, Paula, te he utilizado para conseguir información, te he utilizado para resolver el caso, para llegar a la verdad.
Eso es todo, es lo que hay.
- ¿Me has utilizado?
- Igual que tú a mí.
Ya te dije que nos parecemos más de lo que crees.
- Te importo una mierda.
Quiero oírlo de tu boca.
Te importo una mierda, ¿no?
No puedes decirlo.
- Mira, Paula, lo que necesito es resolver mi vida.
Eso es lo que más quiero.
Y necesito a Laura.
Ella no se merece esto.
- Y a mí me necesitas lejos de ti.
- Sí, Paula, lejos.
- Precisamente ahora.
Ya no me vas a proteger más, ¿no?
- No te va a pasar nada.
Me tengo que ir.
- Vete, si tienes que irte.
- Escucha, no quiero irme así.
No estás bien.
Lo siento, lo siento, de verdad.
Pero... - ¡Vete, joder!
¡Vete!
[música sentimental] [música sentimental] [sollozo] [sollozo] - Los hombres son todos iguales.
Aquí no estás segura.
Vente conmigo, por favor.
[música de suspenso] Laguna, el informe de laboratorio del coche de Crespo.
Te lo han mandado al mail también.
- ¿Y?
- Pues había poquito que analizar.
Estaba como una patena.
Apenas cuatro huellas de Crespo.
- Vamos, que lo ha limpiado a conciencia.
- Hombre, demasiado.
Así que estamos en el mismo punto.
No tenemos nada que vincule a Crespo con el pelirrojo, con Ricardo Vega, con nadie.
- Vigila sus movimientos y, en la medida de lo posible, los de Fonseca.
- ¿Sí?
Claro, claro.
Dile que suba.
- ¿Quién es?
- Nuestro amigo, y viene reclamando el coche.
- Sí que se ha dado prisa.
¿Qué vas a hacer?
- Devolvérselo.
Qué remedio.
No tengo por dónde pillarlo, Casta.
- Míralo al cabrón.
Oye, ¿por qué no me dejas que lo reciba yo, eh?
A lo mejor puedo sonsacarle algo y nos dejamos de tanta tontería y tanta polla, coño, ya.
- Controla esos humos.
Yo me encargo.
Con este tío hay que andarse con pies de plomo.
- Buenas tardes, comisaria.
Vengo a recoger algo que me ha sido sustraído.
- Acompáñame, por favor.
- Ese coche es de mi propiedad.
Espero que mi empleado no me haya metido en un lío.
Estoy harto de pagar sus multas.
¿Puedo?
- A su empleado, Marcial Crespo, se le vio en el puerto en el momento en que atentaban contra una de mis agentes.
Iba en ese coche.
- ¿Tiene usted alguna prueba más concreta contra él, aparte del mero hecho de verlo en el puerto?
- Estamos buscando.
Por eso hemos examinado el coche, para buscar huellas.
- ¿Huellas?
¿De quién?
- Del presunto asesino de Ricardo Vega y Tomás Rojas, que fue testigo del asesinato de Vega.
- Me parece muy bien, pero no entiendo qué tengo yo que ver con eso.
- Siéntese.
Ese hombre que buscamos se llama Jonás Valverde y trabajó para usted.
Fue portero en una de sus salas de fiesta.
- Jonás Valverde.
Ah, coño, sí.
El pelirrojo.
Johnny.
Un auténtico descerebrado.
Dígame cómo se puede colaborar en este caso y seré el primero en hacerlo.
- Sí, claro, seguro que sí.
- ¿Duda de mis intenciones?
- ¿Por qué habría de dudar?
- Tengo la impresión de que intenta decirme algo.
- ¿Qué cree usted que le estoy queriendo decir?
- No sé usted, pero yo estoy muy ocupado, así que acabemos de una vez con esta farsa absurda.
Ha encontrado algo en el coche, ¿sí o no?
- No.
- Perfecto.
- Está limpio como una patina y eso es lo que me preocupa.
- ¿Le preocupa la limpieza?
- Ese tipo de limpieza tan precipitada y a conciencia.
Resulta muy sospechoso, ¿no le parece?
- Un gran número de los negocios de esta ciudad, de esta provincia, salen adelante gracias a mí.
A que pongo los elementos para que todo sea fácil y agradable, ¿hmm?
Soy una especie de... ¿Cómo diría?
Benefactor de esta comunidad y no ha sido fácil.
[música de intriga] A usted tampoco le ha resultado fácil llegar a donde está, me consta.
Y no creo que a ciertos amigos les guste saber que anda usted tocándome la moral.
- Algunos de sus amigos también es amigo mío.
¿Ya ve?
Cualquiera pensaría que nos movemos en los mismos círculos.
- Pues entonces, comisaria Laguna, entre leones no nos pisemos las colas.
- Una de mis policías ha podido morir porque ese Johnny, exempleado suyo, la agredió.
No pararé hasta dar con él y con el que le pagaba.
- Claro, claro.
Cumpla usted con su obligación, para eso le pago con mis impuestos.
Y ahora, ¿me saca usted el coche del garaje o se lo pido a sus cachorros?
[música suave] [música suave] - ¿Te llevo?
Antes he visto salir a Marcos y ahora a ti.
[Sara] No tienes de qué preocuparte.
- Lo sé.
Lo sé todo, Marcos me lo ha contado.
- ¿Te lo ha contado?
- Y espero que solo haya venido para decirte lo que hay, para acabar con toda esta mierda.
- Bueno, pues, eso tendrás que preguntárselo a él, ¿no?
- Mira, niña, tal vez follando seas la bomba, pero como persona te queda mucho camino por aprender.
Sé que ahí dentro no ha pasado nada.
Marcos no era así hasta que te conoció.
- No le he obligado a nada.
Él me ha utilizado a mí.
- Lo sé, te he dicho que me lo ha contado todo.
Marcos es un policía muy entregado y le habrás dado pena y él ha caído en tu trampa.
Supongo que para una chica fácil como tú habrá sido muy sencillo.
- No me insultes más, por favor.
Yo no quería.
- Déjanos a todos en paz.
¿Vale, bonita?
[hombre] Buenas.
¿Puedo ayudarle en algo?
- ¿Desde cuándo trabajas aquí?
- Yo un año más o menos.
Con contrato, ¿eh?
Cuidado.
- Hay gente con suerte.
¿Y tu jefe está por ahí?
- Qué va. Ese a veces, cuando le apetece, viene un rato por las tardes.
- Ah.
¿Sabes desde cuándo tiene la gasolinera?
¿Diez años a lo mejor?
- Ni idea.
Pero mejor pásese una tarde a ver si hay suerte y le pilla por aquí.
- Ese camino, ¿sabes dónde da?
Es que en el mapa parece que no va a ningún sitio.
- Ese se le lleva a una granja y a varios prados nada más.
- Muchas gracias, gracias.
- Ah, hombre.
[música de acción] [motor enciende] - Buenas.
- Buenas.
¿Quién es usted?
- ¿Es suya la finca?
- Sí, toda.
Hasta el fondo, todo es mío.
Tengo los papeles y los pagos en orden.
¿Es del ayuntamiento?
- No, soy periodista.
¿Cigarro?
- No, gracias.
¿Periodista?
¿Qué se le ha perdido a un periodista por aquí?
- Pues, estoy investigando algo que ocurrió hace unos años, nueve concretamente.
[granjero] Sh, sh, toma, toma.
- ¿Se acuerda usted de la nieta del banquero?
Enrique McMahón.
- ¿Esa no es la niña que se perdió?
- Que desapareció.
- Sí.
Se habló mucho esos días, estuvieron por aquí haciendo batidas, yo les ayudé.
Fuimos mucha gente con la policía.
Mal asunto aquel.
Pero ¿esa no es la niña que ha aparecido ahora?
- Sí, sí, está usted muy informado.
[mugido] - Tengo tele, ¿qué se piensa?
- ¿Y usted ya vivía por aquí por esas fechas?
¿Hace nueve años?
- Pues sí, claro, ya le digo que estuvieron haciendo batidas.
- ¿Y no vio nada raro?
- ¿Raro como qué?
- No sé, movimientos de tierra por parte de alguien, por ejemplo.
- ¿Y por qué anda preguntando ahora?
Si ha pasado tanto tiempo.
- Porque soy un periodista de efecto retardado.
- Habría que tener memoria de elefante y ya me ve.
No, no sabría qué decirle, mire usted.
- Si se acuerda de cualquier cosa, llámame, por favor, al diario de Santander.
Soy Lalo Ruiz.
- Lalo Ruiz.
De eso sí me podré acordar.
- Estoy seguro.
Gracias.
- ¿Dónde te metes?
Tu madre anda preguntando por ti.
- Ay, estaba por ahí.
- ¿Estás bien?
Traes una cara.
- ¿Dónde está mamá?
- Están ahí con tu hermano.
- Ay, Toni, no me hagas reír que me duele el estómago.
[Toni] Hola.
- Mamá, ¿cómo estás?
- Algo mejor.
Toni, ¿no querías dar una vuelta?
- Vale.
Cojo la moto.
- Ten cuidado, cariño.
Rosario me ha dicho que me encontraste tú.
- Sí.
Y temí que no te despertaras, mamá, me sentía responsable.
- ¿Responsable?
¿Por qué?
- Por todo.
Desde que he llegado a esta casa, no he hecho más que complicarte la vida.
Mamá, no creo que se te fuera la mano con las pastillas.
Debes dejar toda esa mierda, el alcohol también, no quiero que te pase nada malo.
Porque yo te quiero mucho.
Mucho.
- ¿Un café?
- No, ya estoy servido.
Me echo todas las carreteras de la zona y algunos andurriales que ni siquiera aparecen en el mapa, pero es como buscar una aguja en un pajar y tengo los riñones destrozados.
He señalado algunos sitios.
- ¿Qué haces, Lalo?
¿Puedes disimular un poco o qué?
- Perdona, perdona.
No sé, creo que quizás lo hiciera en alguna de sus propiedades, en algo que está a 30 o 40 minutos.
- Tiene sentido.
Un sitio que él controlara.
- Claro.
Debería ir al registro de la propiedad y pedir un listado, pero si voy yo, voy a levantarla la liebre.
- ¿Y qué quieres, que vaya yo?
- No, no.
Pero tu chica... - No, a Laura no la metas en esto.
- Oye, nadie le va a decir nada a una abogada guapa.
- Que no.
- No le diré que estás tú y yo confío en ella.
¿Eso es un sí?
¿Un carajillo?
- Joder, Lalo, menudo vicio que tienes.
[caja de bailarina suena] [caja de bailarina suena] - Yo le cantaba esta canción a mi hija.
[música suave] - ¿Cómo te llamas?
Tu nombre, ¿quién eres?
- Sara.
Sara López Pascual, soy de un barrio de Madrid.
Desde los 14 años me obligaron a prostituirme, todo eso es cierto.
Y también lo que dije en la entrevista, que... que eres la madre que siempre quise tener.
La mía no fue demasiado buena.
- Dime... ¿has disfrutado haciéndolo?
¿Te ha resultado fácil?
- No lo entiendes.
- No, no lo entiendo.
Así que explícamelo tú, Sara, Paula o quien seas.
Explícamelo, porque no puedo llegar a entender cómo puedes ser tan cruel aprovechándote del dolor de otras personas.
No puedes, ¿verdad?
Claro.
[música melancólica] - Espero que sea realmente importante para que vengas a molestarme sin avisar.
No me es agradable ver por aquí ciertas caras.
- Tranquilo.
Seré breve y directo.
Enrique, tienes que hablar con la comisaria Laguna, me está investigando por la muerte de un tal Ricardo Vega, no sé si te suena.
- El malnacido que estuvo acosando a mi nieta.
- Pues, hay que pararle los pies a la comisaria.
A ti tampoco te conviene que lleve adelante su investigación.
- Doy por supuesto que lo mataste tú.
- Supones bien.
- En ese caso, es tu problema.
- Es que en este caso me lo quité de en medio por encargo.
- ¿En serio?
- De tu querida nieta, Paula.
Yo, si quieres, me levanto y dejamos la conversación aquí, pero me temo que la comisaria Laguna no parará hasta descubrir toda la verdad, es una mujer testaruda.
- ¿Por qué te pidió eso mi nieto?
- Ah, tu nieta.
Concluyamos que tenía un problema y sabía dónde acudir para solucionarlo.
No hay duda de que es sangre de tu sangre.
Confío en que me puedo ir tranquilo.
Confío en que me puedo ir tranquilo.
[teléfono suena] - Buenas tardes, Enrique.
¿En qué te puedo ayudar?
- Verás, Sole, es muy difícil para mí decirte esto, pero, pero sé que lo entenderás.
- Ya, no me digas más.
Es por una visita que acabo de tener.
- Y que ha venido a verme a mí también.
- Enrique, ¿por qué le debes...?
- No, no, no, no le debo nada y tampoco te voy a explicar mis razones.
Pero para la investigación, te lo pido como un favor personal.
- Enrique, no me hagas esto.
- Por favor, Soledad, no... no quiero tener que decírtelo, pero me lo debes.
no quiero tener que decírtelo, pero me lo debes.
- ¿No trabajas esta tarde?
- Sí, tengo que volver ahora.
Pero necesitaba verte.
Necesito una respuesta.
¿Me vas a ayudar con lo de esa chica?
- No sé cómo puedo ayudarte en algo así, Marcos.
¿Qué hago?
¿Acepto lo ocurrido?
Me pides que te entienda, que te ayuda, pero ¿quién me ayuda a mí?
Que yo te quiero, Marcos.
- Yo no puedo salir de estas si estás a mi lado.
Laura, coño, yo te quiero.
Te quiero y quiero luchar por lo nuestro.
- Has estado con ella otra vez en esa casa.
- Todo ha terminado.
- Todo esto es una mierda.
Yo no sé qué voy a hacer contigo, Marcos, no lo sé.
- Buen viaje.
[Sara] Gracias.
- Hola, buenas tardes.
[música de suspenso] - ¿Qué?
Pe-pero ¿cómo que dejemos de investigar?
¿Qué, es por Fonseca?
¿Que al final ha conseguido intimidarte o qué?
No podemos hacerle esto a Ana, joder.
- Ostia, ya está bien.
Vamos a dejarlo y punto.
No se dan las condiciones para seguir mareando la perdiz.
- Pero ¿qué condiciones estás hablando?
Tenemos una línea de investigación, si seguimos así, acabaremos pillándolo.
Vamos detrás de este tío desde siempre.
Es nuestra oportunidad, Sole.
- Ya.
¿Y a qué precio?
- Claro, es esto.
Claro.
Estás a punto de pasar a segunda actividad y no es cuestión de cagarla al final de tu carrera, no sea que se vaya a joder tu futura carrera política, ¿no?
- Algún día ese carácter tuyo que tienes te va a traer un problema de los gordos, Costa.
- Dime si no tengo razón.
Dime si no tengo razón.
Somos policías, no somos políticos.
¿Por qué tenemos que obedecer?
- Todavía no has entendido nada, ¿verdad?
No tienes ni idea de qué va todo esto.
Además, yo no tengo que darte ninguna explicación, soy tu jefa y tú acatas mis órdenes.
Y si te digo que se acabó, es que se acabó.
Olvida a Fonseca y céntrate en el robo de mi bolso, joder.
- De tanto asistir a fiestas de ricachones has acabado comiendo de sus manos y yo no sé si quiero seguir a alguien así.
- Haz el favor de salir de aquí, Alicia.
Ya.
[tecleo] "Por la presente, solicito el relevo de mis responsabilidades como comisaria de Santander.
Las tensiones derivadas del caso de Paula García McMahón y el consiguiente estrés hacen difícil para mí la gestión de la comisaría que tengo a mi cargo".
Raúl, voy a dar una vuelta, necesito tomar aire, vuelvo en un rato.
- Muy bien, jefa.
[teléfono suena] - Sí.
Sí, Garrido, dime.
Pues, ¿por qué no la llamas al móvil?
Pues, no lo sé.
¿Sí te puedo ayudar yo?
¿Qué?
Pe... Pero ¿cómo puede ser que se os haya ido?
No lo sé, ¿qué hacemos?
Vale.
Vale.
Okay, pues, estaremos alerta.
Cualquier cosa, me avisáis.
[teléfono suena] [música de intriga] [música de intriga] - ¿Podemos hablar?
[Alicia] No, ahora no puedo.
- ¿A dónde vas?
¿Te acompaño?
- No, tengo que hacer una cosa.
Han llamado de Madrid, Irina Pavlova se ha escapado del programa de protección de testigos, tiene cojones... [Marcos] ¿Tú has comido aquí?
Irina.
Joder, puta.
[golpean puerta] - Llegas tarde.
La chica ya está en el puerto como queríais.
¿Has traído mi billete para Kiev?
No.
Me dijisteis que me llevaríais con mi familia si la entregaba.
[Resuella] [Disparo] [Sara] Abuelo... perdona por no haberme pasado antes, no, no he podido.
¿Mañana?
Sí, mañana voy sin falta.
¿Qué?
No.
No, no me pasa nada.
Yo también te quiero mucho, abuelo.
- Qué cojones tienes.
- Se me calentó la boca y dije cosas que no debía.
Perdona, ¿me pones otra igual, por favor?
- No, no, diste en el clavo.
No merezco estar al frente de esta comisaría.
Esto lo tenía que haber hecho hace mucho ya.
Ya me lo dice mi hija: "Ma, déjate de historias y vente a Londres a disfrutar de tu nieto, joder".
- No sabía que tenías un nieto.
- Eres la primera que lo sabe.
Un mulato.
- La verdad es que te veo más lidiando con, con mamonazos, ¿hmm?
Y de esos aquí hay muchos.
- McMahón me ha pedido que pare el asunto, por eso lo he hecho.
- ¿Por qué te lo ha pedido?
¿Sin más?
- No, no, sin más no.
Yo le debo mi carrera a este señor, ¿entiendes?
El fue el único que me apoyó en esta puñetera ciudad cuando quise optar al cargo.
¿Sabes?
Todos los demás pensaban que cómo iba a ser yo comisaria, "una mujer" decían y mira, diez años llevo.
A joderse todos.
Siempre se lo he agradecido, joder, pero ya estoy cansada de tener que seguir pagando mis deudas.
Se acabó, ya no puedo más.
- No tienes por qué abandonar, Sole.
Puedes parar la investigación y yo voy a por Fonseca.
- Joder, Costa.
Pero qué cabezona eres, que te he dicho que no puedo.
Ya me he comprometido con él y mi palabra es mi palabra, eso lo sabe todo el mundo.
- Que sí, ya lo sé.
Pero lo que te estoy diciendo es que puedo investigar por mi cuenta y si me pillan, si me pillan, brinco yo.
Lo voy a hacer, estés tú o no.
Pero la verdad es que si estás, estaré más tranquila.
[música de acción] - ¿Paula?
¿Paula?
Una ambulancia, les mando la ubicación.
[respiración agitada] - Irina.
Aguanta.
- Sara... la he, la he traicio-- traicionado.
Me han, me han obligado a decirle.
- ¿Dónde está?
¿Dónde está?
- En el puerto.
Van, van a por ella, van a por ella.
Sálvala.
Petrov, Petrov... Sara te quiere.
Sálvala.
Sara te quiere.
Sálvala.
[habla en ruso] [música de suspenso] - Es Irina Pavlova, la testigo investigada por la muerte del diplomático ruso.
- ¿Cómo es posible que esa chica haya aparecido muerta en tu casa, Eguía?
- Nadie puede salir de la casa sin protección, ¿está claro?
- ¿Por qué nos quieren tener encerrados?
¿Qué pasa?
- Quiero hablar con él.
- Se ha metido en un lío de cojones.
- No quiero pensar que me he equivocado de persona, has pasado de hombre poderoso del banco a cartonazo oficial.
- Esa gente no busca dinero, eso ya lo tienen.
- ¿Qué buscan?
- A mí.
- Esa guarra es la mayor hija de puta que te puedes encontrar y al final, aplasta a su presa.
- Esa chica ejerce un poder muy fuerte sobre Marcos.
- La mierda le va a estallar en la cara.
- No tiene ningún sentido seguir en esta casa.
- Es por lo que te dije, ¿no?
- Yo vine hace unos cinco años y ya estaba rota.
- ¿Y hace nueve años?
[granjero] Y si me vuelve a preguntar, pues, yo en el fondo soy persona de bien.
- Tú no puedes decir nada porque no viste nada, ¿verdad?
- Yo vi lo que vi.
- Dime, Lidia.
- Voy a dejar a Fernando, ya no aguanto más.
- Te lastimó, tienes una relación con ella.
¡No voy a irme de aquí hasta que me digas la verdad!
- Pero ¿tan peligrosa es esa gente?
[hombre] Secuestran, torturan, matan, están entrenados para no tener piedad.
- Alguien le dio la orden a Irina de que se llevase a Paula al puerto, alguien la envió hasta aquí.
Paula García sigue en peligro, ¿y nadie se da cuenta o qué?
Support for PBS provided by: